Semblanza
del Padre Fernando Varea
Estas breves palabras
tratan de expresar el recuerdo del Padre Fernando Varea que tengo como fiel laica de
casi 35 años de estar en la parroquia. Son sólo algunos rasgos de su rica
personalidad que guardo en el cariño. Seguramente otro, en mi lugar, pueda
destacar otros muchos atributos.
1. Fidelidad a la vocación sacerdotal recibida hasta el fin!
Fidelidad al evangelio, a la Iglesia. Fidelidad que se manifestó en su entrega,
en su generosidad, en el olvido de sí.
2. Profundidad de su predicación: siempre lo hizo con la convicción
de que es Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador. Era
capaz de mantener el interés durante todos los minutos que duraba su homilía.
No se predicaba a sí mismo, sino que predicaba al Señor. Se notaba que dedicaba
a la preparación de las hornillas un tiempo prolongado de estudio, de oración,
de reflexión y de creatividad pastoral, las cerraba con una "bajada a la
vida" del Evangelio. El Papa Francisco dedica un capítulo de la
exhortación apostólica la alegría del Evangelio" a las hornillas y su preparación.
Cuando lo leí enseguida me vino a la mente el P. Fernando, era así como él se
ocupaba de ellas.
3. Cuidado de la liturgia y de las cosas materiales del templo.
Cómo no recordar la preparación de las celebraciones de Semana Santa, de
Navidad, de la Novena a la Virgen de Lourdes. Se ocupaba de los ornamentos, de
los vasos sagrados, de los lectores, de los cantos. Y las cosas materiales como
los ascensores, los baños, las flores, la pintura y el muy buen estado edilicio
de la iglesia. ¡Qué agradable es venir a misa y encontrarse con un templo
cuidado como éste! Y todo para mayor gloria de Dios.
4. Algo más personal/familiar: las misas de 10 de los domingos, que
celebró durante muchísimos años, a la que asistíamos con nuestros 5 hijos.
Familia, escuela, parroquia, contribuyeron a su formación, a su vocación. Tres de ellos que viven afuera
no dejaban de pasar a saludarlos después de cada misa a la que asistían cuando
venían a casa. Recuerdo particularmente un domingo muy caluroso de enero de
2011, estaban los 3 en casa, después de la misa de 8.30 pasamos a saludarlo y
allí estaba, con su mate, estudiando y preparando una homilía. ¡Qué contento se
puso al verlos!
Mucho más hay para destacar. En honor a la
brevedad, sólo resta pedirle que desde el cielo siga cuidando de su parroquia,
del párroco y de todos nosotros.
Rosario, 21 de agosto de 2014
Alcira
Attala de Boggione