21 de Agosto


Semblanza del Padre Fernando Varea
Estas breves palabras tratan de expresar el recuerdo del Padre Fernando Varea que tengo como fiel laica de casi 35 años de estar en la parroquia. Son sólo algunos rasgos de su rica personalidad que guardo en el cariño. Seguramente otro, en mi lugar, pueda destacar otros muchos atributos.
     1. Fidelidad a la vocación sacerdotal recibida hasta el fin! Fidelidad al evangelio, a la Iglesia. Fidelidad que se manifestó en su entrega, en su generosidad, en el olvido de sí.
     2. Profundidad de su predicación: siempre lo hizo con la convicción de que es Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador. Era capaz de mantener el interés durante todos los minutos que duraba su homilía. No se predicaba a sí mismo, sino que predicaba al Señor. Se notaba que dedicaba a la preparación de las hornillas un tiempo prolongado de estudio, de oración, de reflexión y de creatividad pastoral, las cerraba con una "bajada a la vida" del Evangelio. El Papa Francisco dedica un capítulo de la exhortación apostólica la alegría del Evangelio" a las hornillas y su preparación. Cuando lo leí enseguida me vino a la mente el P. Fernando, era así como él se ocupaba de ellas.
    3. Cuidado de la liturgia y de las cosas materiales del templo. Cómo no recordar la preparación de las celebraciones de Semana Santa, de Navidad, de la Novena a la Virgen de Lourdes. Se ocupaba de los ornamentos, de los vasos sagrados, de los lectores, de los cantos. Y las cosas materiales como los ascensores, los baños, las flores, la pintura y el muy buen estado edilicio de la iglesia. ¡Qué agradable es venir a misa y encontrarse con un templo cuidado como éste! Y todo para mayor gloria de Dios.
      4. Algo más personal/familiar: las misas de 10 de los domingos, que celebró durante muchísimos años, a la que asistíamos con nuestros 5 hijos. Familia, escuela, parroquia, contribuyeron a su formación, a su vocación. Tres de ellos que viven afuera no dejaban de pasar a saludarlos después de cada misa a la que asistían cuando venían a casa. Recuerdo particularmente un domingo muy caluroso de enero de 2011, estaban los 3 en casa, después de la misa de 8.30 pasamos a saludarlo y allí estaba, con su mate, estudiando y preparando una homilía. ¡Qué contento se puso al verlos!
Mucho más hay para destacar. En honor a la brevedad, sólo resta pedirle que desde el cielo siga cuidando de su parroquia, del párroco y de todos nosotros.
Rosario, 21 de agosto de 2014

Alcira Attala de Boggione